Según periodista venezolano, el país suramericano enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes en su historia, según un informe de Human Rights Watch. La complicada situación social del país ha afectado miles de vidas en los últimos años. A pesar de ello, distintos caficultores, tostadores, distribuidores y baristas, levantan uno de los rubros que décadas atrás, era el centro económico de la nación.
En la década de los 50 el escritor Arturo Uslar Pietri dio a entender que antes del petróleo era el café, aunque el país dejó de ser una potencia petrolera, la afirmación de Uslar Pietri se refiere a una relación muy directa entre el café y la vida económica de Venezuela.
Uno de los principales problemas es que la producción no satisface la demanda interna, “La caficultura está en decadencia”, afirma Rubén Gozaine, creador de Café Azul, una cooperativa de productores, tostadores, baristas y recolectores que se estableció para llevar el café de especialidad a los hogares y cafeterías del país. Él habla desde su realidad, y me cuenta que las pocas fincas que permanecen activas, carecen de un nivel tecnológico eficiente. Además, la escasez de insumos y los altos costos han empujado a la industria a niveles preocupantes.
Existen dificultades para exportar y producir café, según Rubén “no hay todavía un canal donde se pueda exportar 50 kilos de café, tengo que exportar un contenedor completo; entonces, es más complicado para una persona que no tiene la capacidad para completar el contenedor, que lo mínimo que tiene que enviar son 500 o 1.000 kilos”. Además afirma que es más económico importar café de Brasil para satisfacer la demanda interna.
Emprender como caficultor en Venezuela, la crisis en el sector va desde una drástica hiperinflación hasta la escasez de fertilizantes.
Edwin Acosta, administrador de la finca “Hacienda Trinidad” explica “El cuidado de las plantas se encarece mucho más, el combustible para trasladarnos a la finca escasea también, y este es necesario para la maquinaria y el trabajo diario; el sistema eléctrico empeora, lo cual perjudica la producción en el laboratorio de tostado” con respecto a los apagones eléctricos debido a una crisis energética.
La caficultura venezolana se sostiene gracias a los productores que creen en el rubro, y quienes, con mucho esfuerzo, desean continuar cosechando cada grano de café debido al valor tradicional que tiene en sus vidas.