Según especialistas, en un medio de comunicación, explican que para eliminar la cafeína de la sangre, necesitamos el funcionamiento del hígado, donde las enzimas llamadas CYP1A2 se encargan de su degradación a otras tres moléculas, claro es que no todos los hígados eliminan el café a la misma velocidad, el ritmo depende de la estirpe genética de la persona y determinará la variante de la enzima CYP1A2 que puede fabricar su hígado.
Regularmente la estirpe que fabrica CYP1A2, degrada a mayor velocidad la cafeína; por lo tanto, el efecto de café durará menos, y estaremos mejor protegidos de la hipertensión arterial. A diferencia de la estirpe alternativa CYP1A2*1F que degrada la cafeína a menor velocidad, por lo que nos durará más el efecto de la cafeína, y aumenta un 36% el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares (si tomamos más de tres tazas al día), según un estudio del 2007 de la Universidad de Toronto, en el cual midieron los perfiles genéticos y los historiales médicos de miles de personas.
Un estudio de 2008 de la Universidad de Barcelona midió en estudiantes la concentración de cafeína en sangre a diferentes horas desde el momento de la ingesta y para tres dosis distintas, de mayor a menor. Descubrió, como era presumible, que a mayor ingesta en la taza, mayor concentración. Así mismo, demostró que a los 10-15 minutos de la ingesta, las concentraciones en sangre de cafeína ya son más de la mitad del pico máximo que se alcanzará.
