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Pobreza y trabajo infantil: Y las repercusiones en el Mercado Europeo

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Los europeos son los mayores consumidores de café a nivel mundial, con un 30 por ciento del mercado. En 2017, la Unión Europea (UE) importó tres millones de toneladas de café -un 5% más que 10 años antes-, por un total de 8.800 millones de euros, según la Oficina Europea de Estadística (Eurostat).

Pero la industria del café en América Latina no solo se ve perjudicada por los bajos salarios y por la imposibilidad de exportar café tostado, de mayor precio, por ejemplo, a Alemania, a causa de leyes que lo impiden, sino que presenta un síntoma más grave aún: el trabajo infantil. El Departamento de Trabajo de EE. UU. cita 14 países, entre ellos, México y Guatemala, donde se usa a niños en la producción del café. “Las familias que viven del cultivo y recolección del café son muy pobres y los niños no van a la escuela, sino que recolectan café. Esos niños están cosechando café porque son la mano de obra más barata y abundante que existe”, explica a DW Fernando Morales de la Cruz, fundador de la startup CafeForChange. “Y hay trabajo infantil en la industria del café en Latinoamérica debido a que el modelo de negocios de las multinacionales del café es neocolonial. Le están pagando a los productores un 75 por ciento menos que hace 36 años, y están concentrando las utilidades, el valor agregado y los impuestos en Europa”.