Según un medio de comunicación, debido al cambio climático en las últimas semanas del mes de  julio, se terminaron las ilusiones de una gran cosecha en 2022 que permitiese recuperar los stocks.  Las sierras del sur de Brasil se cubrieron de una tenue capa de nieve, al norte del país algunas áreas registraron temperatura bajo cero, un gran desastre para los productores de café. Aparte de la sequía que duró meses. 

Carlos Mera director de Investigación de Mercado de Commodities Agrícolas de Rabobank en Londres, menciona “aún es pronto para saber el tamaño real del daño”.  Son malas noticias para un mercado que se encontraba en crisis debido a las restricciones derivadas de la pandemia. Todos estos son factores que han afectado tanto a Brasil como a Vietnam uno de los más grandes productores.  

El cafetero es un mercado sometido a mucha volatilidad por dos motivos: el primero, el cafeto es un árbol frágil, especialmente los de la variedad arábica y susceptible a las variaciones meteorológicas y a las enfermedades. El segundo, porque el café es uno de estos pequeños placeres de los que los consumidores encuentran muy difícil prescindir. 

Según la ICO, el consumo global de café de la cosecha 2020/21 fue un 1,9% más alto que el del período anterior, con pandemia y todo. Debido al entorno de cambio climático, todos los cultivos ya están empezando a verse afectados de una manera o de otra y el café esté entre los principales candidatos para ser una de las primeras víctimas, esto ha incentivado a cultivar en regiones más susceptibles a las heladas 

Y la volatilidad es justo lo que no necesitaban unos productores fragilizados después de largos períodos de precios bajos. “El problema principal es que, con muy pocas excepciones, los productores mundiales se han pasado los últimos 20 años produciendo por debajo del coste. Muchos productores realizaran los cultivos en lugares de más altura, sin embargo, esto dificultará la mecanización.